¿Existe un arte popular? Un cuestionamiento objeto de controversia, cuyo origen proviene del significado del concepto de arte. Para ello debemos comprender lo que se pensó en el mundo mediterráneo en torno a dicho concepto.

El arte ha evolucionado a lo largo de la historia y su origen ha sido visto y comprendido de distintas maneras. La definición contemporánea de arte es producto de un conjunto de ideas, prácticas e instituciones provenientes del sistema de cultural de la Europa del Siglo XIX.

Esta es la principal razón por la cual culturas fuera de Occidente no cuentan con una terminología para designarlo ni organismos que lo regulen a pesar de contar con prácticas reconocidas como artísticas.

Por ejemplo, en la Grecia clásica, el arte era algo público, se producía en la vida cotidiana, no una cosa ajena a la que se dedicaban las personas en sus ratos de ocio o algo que estuviera destinado exclusivamente para deleite de ricos coleccionistas.

En Mesoamérica (una de las raíces del arte popular mexicano); lo más cercano a este discurso artístico es el término toltecayotl, cuyo significado está explicado en los Códices Matritenses y significa “el verdadero tolteca todo lo saca de su corazón”.
De esta forma, las obras mantenían su funcionalismo, o esto era hasta la aparición de instituciones que contribuyeron a la distinción de las obras de arte de los productos culturales y a los artistas del resto de productores.

Estas instituciones son un mecanismo conformado por las academias, las subastas, los museos, la crítica, los derechos de autos, etc. Pero para llegar a este punto hubo que instaurar un término muy importante, el de “Bellas Artes”.

El taller del pintor, grabado de Philip Garre (1595).

Para lograr la aceptación y el éxito de esta nueva “categoría” se recurrió a cuatro principios
• Los del genio y la imaginación que se referían a la producción de obras de arte.
• Los del gusto y del placer versus utilidad que aluden al objeto y a la manera en que éste se percibía de acuerdo a su naturaleza. El placer empezó a asociándose con la refinación y el buen gusto.

“El artista antes que ser artista debe ser artesano”.  Luis Nishizawa 
Habría que añadir la reinterpretación que Alexander Baumgarten hizo del término “estética” en 1735. Definiéndola como la idea de una obra de arte autoconsiente, autónoma, pensada como creación hasta formar un tipo especial de placer refinado e intelectualizado.

Es así que queda codificado el nuevo sistema del arte, en oposición a las artes aplicadas y los oficios, formando una marcada distinción entre los objetos de arte de las artesanías y al artista del artesano. Creando un nuevo público instruido en la apreciación de estas manifestaciones.

Constituida esta división entre alta y baja cultura, se ha relegado a las clases bajas la posesión de la denominada “cultura popular”, convirtiendo la categoría de Bellas Artes en un signo de refinamiento y distinción social, dejando en el sitio opuesto a las “artes populares”, mediante el discurso en los objetos del arte como “atributos poéticos” y los de artesanía como “atributos mecánicos”.

Todo esto ha hecho que el arte sea percibido como “un reino independiente y privilegiado del espíritu, la verdad y la creatividad”, vanagloriando al artista como una de las más altas formas de espiritualidad humana bajo la figura del genio.
Aún hoy en día los “expertos” continúan minimizando la verdadera complejidad del tema mediante la obsoleta discusión entre “alta” y “baja” cultura, posicionando a la artesanía dentro de esta última. Dignificándola simplemente como la portadora de tradición o de un arte moribundo.

Por último, los artistas tenemos que tener presente que desde el principio arte y artesanía tuvieron una función de soporte mutuo y estrecha colaboración, sin embargo, las circunstancias históricas, políticas, sociales y económicas han llevado a cambiar la manera en que percibimos la artesanía.

No puede existir la una sin la otra, pues en síntesis el artesano también es artista solo que este lo refleja a través de su trabajo. Un trabajo llevado a cabo con tal maestría que puede ser considerado una obra de arte en si, por ejemplo, la próxima vez que admires una obra, aprecia el cuadro completo, incluso el marco, estoy seguro que lo encontrarás igual de exquisito que el lienzo que porta.

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