DECO ART MAGAZINE.- Nacida en 1917 en Lancashire, Inglaterra, creció en un ambiente de opulencia, rodeada al mismo tiempo por mitos celtas provenientes de las fábulas irlandesas que le contaba su madre. Su padre en cambio, se oponía férreamente a la fantasía y a los intereses artísticos de su hija.
Carrington se rebeló contra las expectativas sociales. Desde niña concibió la existencia de un mundo místico que se regía bajo otras leyes. A los 19 años y en contra de la voluntad de sus padres, asiste a la Chelsea School of Art y a la Ozenfant Academy of Fine Arts. Es aquí que surge su interés por el surrealismo, además del estudio de la astrología, el ocultismo y la alquimia.
En 1937 conoce al artista Max Ernst con quien entabla una relación amorosa que pronto la llevaría a establecerse en St. Martin d’Ardèche, Francia, donde se integró al grupo surrealista de Andre Bretón, conviviendo con artistas como Salvador Dalí, Joan Miró, Man Ray, Pablo Picasso, Lee Miller y Luis Buñuel.
Debido a la ocupación nazi de Francia en junio de 1940, Ernst es arrestado y Leonora escapa a España, sufriendo una crisis emocional que la mantendría internada en un hospital psiquiátrico de la ciudad española de Santander. Más tarde su familia quiso transferirla a un segundo hospital en Sudáfrica, pero consigue escapar y acude a la embajada mexicana donde Renato Leduc se casa con ella para que pudiera huir de Europa, la guerra, y la influencia de su padre.
Tras su llegada a México en 1941, encuentra un oasis para desarrollar su obra y todos esos seres fantásticos que en los primeros años de su vida habían sido un escape de la realidad en la que se encontraba. Poco tiempo después se divorcia amigablemente de Leduc. Por ese entonces escribe Abajo, texto que recoge sus experiencias en el psiquiátrico.
Convivió con varios surrealistas europeos que se refugiaron en México. Entre ellos estaban Wolfgang Paalen y Alice Rahon, José y Kati Horna, Benjamin Peret y Remedios Varo, quién se convertiría su íntima amiga. Trabó amistad con el mecenas Edward James, quién fue uno de sus mayores coleccionistas. Se relaciona también con artistas mexicanos, entre ellos Frida Kahlo, Diego Rivera, y escritores como Carlos Fuentes y Octavio Paz.
Es aquí que desarrolla plenamente su potencial artístico, produciendo la mayor parte de su obra (aproximadamente 200 cuadros y 68 esculturas). Su estilo en pintura es una mezcla de dibujo preciosista y un excelente manejo del color, con lo que construye mundos oníricos. La producción artística de Carrington incluye pintura, escultura, dibujo, vestuarios, grabados, literatura, ilustración, vestuario, escenografía y telar.
En 1963 fue comisionada para pintar un mural en la sala maya del Museo Nacional de Antropología e Historia, motivo por el que decidió viajar a Chiapas para convivir con las comunidades indígenas.
Formó una familia al lado del fotógrafo húngaro Emir ‘Chiki’ Weisz. En la década de 1970, se unió al movimiento feminista en México y produjo el poster ‘Mujeres Conciencia’. Murió a los 94 años de edad en 2011.
Con una prodigiosa capacidad para crear escenarios y personajes fantásticos, Carrington rompe el esquema común para llevarnos a explorar un panteón de temas, mágica y criaturas enigmáticas que transmiten su interés por lo sagrado (algo que no está ligado a una religión o cultura específica) y su presencia en los rincones íntimos de nuestra psique.
Una artista apasionada y visionaria que describió su proceso creativo como un medio para liberarse de las limitaciones de la realidad cotidiana y adentrarse en un mundo mágico y desconocido.